Qué
difícil es realmente “salir de viaje”! No es como cuando salís de vacaciones
que sólo te preocupás por quién le da de comer al gato, quién riega las plantas
y si la llave de paso de gas quedó cerrada.
Antes
de empezar este viaje pasé semanas, incluso meses, en un torbellino de estrés y
preocupaciones fuera de lo común. Quién se queda en mi departamento? Quién es
lo suficientemente capaz de cuidar a mi gata, y de todas estas personas, quién
quiere cuidarla por tiempo indefinido? Cuáles de todas mis cosas tengo que
vender, cuáles tengo que tirar, y cuáles tengo que guardar? Y dónde carajo las
guardo!? Cuándo renuncio a mi trabajo? Cómo me despido de la gente?.
Claramente
no hay un manual para todo esto, no hay un libro donde uno pueda encontrar lo
que necesita. Tantos blogs de viajeros que cuentan experiencias increíbles en
volcanes, abismos submarinos o coloridas ciudades remotas, pero nadie te cuenta
la verdad de la milanesa: con quién dejaste al gato? Cómo hiciste para vender
un sommier manchado? Cualquier gil puede ir a escalar a 90 grados un volcán activo
de 4000 mts. de altura, pero no cualquiera puede dejar a su mascota en manos de
otra persona.
Y he
aquí que creo haber descubierto (y lo digo con la misma modestia que Newton
cuando descubrió la ley de gravedad) una de las principales trabas que impide
que la gente materialice su sueño de viajar. Esta traba radica en el orden de
los factores del pensamiento. Están por
un lado los impedimentos para viajar (léase contrato de alquiler, mascota,
empleo, dinero, amor) y por otro las ganas de viajar. Si uno en su línea de
pensamiento pone primero los impedimentos, sólo va a poder viajar cuando se
encuentre en el momento de su vida en que tenga todo resuelto. Si en cambio
pone primero sus ganas de viajar, los impedimentos se convierten en problemas
puntuales a los cuales se le van buscando soluciones (“los problemas se
solucionan, pero de a uno” dice mi vieja). Vamos a un caso práctico que ilustre
la disposición de los factores en el pensamiento:
Ricardo
vive con sus hijas, esposa y su suegra. Ellas hacen que su vida sea
completamente miserable. Ricardo quiere matarlas a todas (niños no intenten
esto en sus casas a no ser que sea absolutamente necesario).
1)
IMPEDIMENTOS PRIMERO: Ricardo quiere pero no
puede porque si las mata va preso.
2)
OBJETIVO PRIMERO: Ricardo va a matarlas pase lo
que pase, porque está cansado de que le digan “Conchita”. Puede tardar más o
menos. Puede hacerlo con veneno, con el auto o con un garrote. Puede parecer un
accidente o un acto de locura. Puede ser limpio o un desastre. Pero va a
hacerlo.
Ricardo busca en internet los horarios de visitas de la
prisión. También averigua vuelos al exterior, bigotes falsos y cursos de
maquillaje.
Ricardo
piensa y piensa. Ricardo necesita una escopeta, cartuchos, pala, una soga,
cinta Duct, paños limpios, bolsas de nylon..
(Beso
gigante a mi suegra, ya me imagino su cara en este punto. Edith, yo no avalo
este tipo de conducta).
Entonces,
uno ya tiene la resolución de salir de viaje. “Me voy y vuelvo cuando se me
cante el culo afinado en Re”. Y aquí es cuando empieza el auto-boicot cerebral.
“Qué voy a hacer? Me voy a quedar sin plata. Me voy a enfermar. Me voy a
enfermar y después me voy a quedar sin plata. Voy a volver fracasado a los dos
meses, enfermo y sin plata. Tengo miedo. Acá vivo bien, acá tengo todo. Tengo
familia y amigos, gente que me quiere y wi-fi. Todos van a crecer en su vida y
yo no. Voy a ser un vago barbudo y todos van a ser gerentes y van comprarse
cosas caras y lindas y yo voy a vivir en una caja de cartón.”


Cada quien tiene sus propias formas de
vencer sus miedos. La mía es separar mi personalidad en dos. Como ya me di
cuenta que no puedo vencer mis miedos porque soy muy cagón, una parte de mí
tiene permitido tener todo el miedo que quiera. Si quiero quedarme todo el día
llorisqueando y chupándome el dedo en un rincón de mi casa, puedo hacerlo. La
otra parte es solo acción. Es una mezcla del Sargento Hartman de “Full Metal
Jacket”, Khal Drogo de “Game of Thrones” y Silvester Stallone en cualquier
película de Silvester Stallone. Esta parte de mí básicamente puede ir con total
determinación a comprar un pasaje de avión a cualquier lado, con la otra parte
de mí agarrada de la pierna, llorando y pataleando. Pero la parte de acción va
y compra el pasaje.
Cuando
las dos partes entran en la misma sintonía, logro la tan ansiada armonía. Pero
hay cosas que sólo los guerreros pueden lograr, y hay cosas que sólo los
cobardes tienen la capacidad de prever.
Y
así, dejando que “El Sargento” maneje todo, logré prepararme completamente para
irme de viaje. Lo que me falte, veré como lo consigo. Lo que me sobre, veré
como lo descarto. Basta de tomar envión, basta de prepararme para saltar. Es
como dar el primer beso de tu vida, nunca vas a estar preparado para hacerlo.
Siempre va a ser en medio de un torbellino de estrés y preocupaciones (copy
-paste?), y te van a temblar las rodillas. Pero si no das el primero, no podés
dar el segundo, ni el tercero, ni el cuarto. Y cuando ya perdés la cuenta, das
un beso como en las películas, levantando
a la mina por los aires bajo la lluvia. Porque ya dominas los labios, ya te
chocaste los dientes, ya te comiste un cachetazo o una gambeta de cabeza, ya
sabés cuándo mandar lengua y cuándo no, qué tan fuerte morder o a no tocarle el
pelo con la mano sucia de grasa de auto (si, parece súper sexy el beso de “mecánico”
pero si le tocás el pelo con la mano sucia la cagás, creeme). Bueno, en fin,
básicamente perdés el miedo. Y ahí te das cuenta de que la valentía no es una
cualidad innata que sólo poseen los grandes como Brad Pitt en Troya, sino un músculo
que se ejercita.
Y
así me despido, diciendo una boludez tan grande como que la valentía es un
músculo del cuerpo humano que hay que ejercitar. Y también puedo agregar más
boludeces complementarias con cierto nivel de sentido, como que la vergüenza es
un tejido graso que se pierde cada vez que se ejercita el musculo de la
valentía.
Ahora…
cómo llegue a estar tan bien acompañado en mi viaje es otra historia que en
algún otro momento voy a contar. En este momento tengo hambre y ya perdí la
concentración. Hay un chino cocinando en el hostel y sólo puedo
pensar en comida.
Convidá chino, no seas así.
Juanma.-
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